La magia volvió a Villa Hortensia. La casona de fines del siglo XIX devenida en espacio municipal, se transformó en un castillo medieval y sus jardines se llenaron de damas, caballeros, y criaturas mágicas. En la plaza de en frente, cruzando Warnes, el resto de la comarca decía presente, con más criaturas fantásticas y combates entre guerreros.
En el evento, al igual que todos los años, el grupo de teatro llevó adelante la historia de Marim, una princesa que reinaba en la comarca en prosperidad hasta el repentino ataque del Djinn, una criatura que se alimenta de emociones humanas. Además, la gente del taller de guitarra de Villa Hortensia tocaron musca en vivo. Mientras tanto, la convocatoria de artesanos copó la plaza con más de un centenar de puestos llegó y se extendió desde el mediodía hasta la noche.
En el centro de la plaza, actores y recreacionistas lucieron sus atuendos de caballeros, corsarios, príncipes, princesas, y criaturas mágicas, personificando escenas de la vida medieval, e incluso grandes y chicos, pudieron combatir con los guerreros del reino. A su vez, en los jardines de la casona, los chicos, junto con los jugueteros medievales, construyeron coronas para la realeza, pócimas mágicas y experimentos con alquimistas.
Por otro lado, en el auditorio del distrito, se llevaron a cabo unas “Charlas Frikilosóficas”, a cargo de Laureano Martínez, y otra sobre la historia Escandinavia medieval. A su vez, se expusieron los trabajos de los asistentes a los talleres de dibujo y cómic, y en los de artes plásticas.
La “Rueda de cuentos” volvió para meter a los chicos en las historias clásicas de los tiempos de castillos, príncipes y juglares.