La abogacía actual se encuentra en un punto de inflexión, marcada por la irrupción de la tecnología en el ámbito legal. Este nuevo paradigma, que ha generado un debate intenso sobre el futuro de la profesión, plantea un escenario complejo y lleno de interrogantes. Algunos expertos consideran que la tecnología representa una amenaza para los abogados, mientras que otros la ven como una oportunidad para revolucionar la forma en que se ejerce el derecho.
Para comprender mejor este panorama, conversamos con el Dr. Martín Sauro, abogado y profesor, sobre el impacto de la inteligencia artificial (IA) en el derecho.
¿Cómo ve la disrupción que generan las nuevas tecnologías, en particular la inteligencia artificial (IA), en el ámbito del derecho?
Creo que la inteligencia artificial ya no es una idea futurista, sino una realidad presente que está transformando la forma en que ejercemos el derecho. Si bien aún hay un cierto grado de sorpresa y humor al hablar del tema, la IA ya está presente en nuestra vida cotidiana, incluso en los celulares.
¿Cómo se está adaptando a esta nueva realidad tecnológica?
A pesar de mi experiencia, me encuentro en un proceso de aprendizaje con respecto a las redes sociales y la inteligencia artificial. Es una realidad que llegó para quedarse y que ya está generando nuevas especialidades y posgrados en el ámbito legal.
Esta tecnología ofrece herramientas que pueden automatizar tareas repetitivas, optimizar la eficiencia de la investigación legal y brindar un mejor servicio al cliente. Por ejemplo, los sistemas de inteligencia artificial pueden analizar grandes volúmenes de datos legales, identificar patrones y generar insights que podrían pasar desapercibidos para un abogado humano. También pueden utilizarse para automatizar tareas como la redacción de contratos o la gestión de litigios, liberando tiempo para que los abogados se concentren en la estrategia legal y la relación con el cliente.
No obstante, la tecnología también presenta desafíos y riesgos. Uno de los principales es la ética y la responsabilidad en el uso de estas herramientas ¿Quién es responsable si un sistema de inteligencia artificial comete un error que tiene consecuencias legales? ¿Cómo se garantiza la privacidad y la seguridad de los datos utilizados por la inteligencia artificial? Estas son preguntas que aún no tienen respuestas definitivas y que requieren un debate profundo y una regulación adecuada.
Al respecto ¿Cuáles son sus principales preocupaciones sobre inteligencia artificial en el derecho?
Me preocupa la posible vagueza intelectual que podría generar. Sin embargo, también veo las ventajas que ofrece la tecnología para automatizar tareas administrativas y ejecutivas.
Además, la tecnología plantea la necesidad de una nueva formación y capacitación para los abogados. Los profesionales del derecho deben estar preparados para utilizar las herramientas tecnológicas de manera eficiente y eficaz, y para comprender las implicaciones éticas y legales de su uso.
¿Cómo cree que se debe implementar la inteligencia artificial en el ámbito legal?»
Recomiendo un enfoque gradual, siguiendo el consejo de los propios creadores de la tecnología. Es necesario ir probando, observando su evolución y buscando un punto intermedio entre las ventajas y los riesgos que presenta.
En este contexto, la abogacía argentina se encuentra ante un desafío crucial: adaptarse a este nuevo paradigma y aprovechar las ventajas que ofrece la tecnología sin perder de vista los valores fundamentales de la profesión. La clave estará en encontrar un equilibrio entre la innovación tecnológica y la ética profesional, para que la tecnología se convierta en una herramienta que ayude a los abogados a brindar un mejor servicio a sus clientes y a fortalecer el sistema legal.
¿Cuál es su visión general sobre el futuro de la inteligencia artificial en el derecho?
Veo a la inteligencia artificial como una herramienta con un gran potencial para transformar el ejercicio del derecho. Sin embargo, es fundamental un enfoque responsable y gradual para aprovechar sus beneficios sin perder de vista los valores fundamentales de la profesión.
La pregunta que se abre es ¿La tecnología provocará una crisis en la abogacía o será la base de una revolución que la transforme y la lleve a un nuevo nivel de desarrollo? La respuesta, sin duda, dependerá de la capacidad de los abogados para adaptarse a este nuevo paradigma y aprovechar las ventajas que la tecnología ofrece.