Querido lector, se preguntará qué es el teatro independiente. Se concibe este concepto como el arte de llevar adelante una puesta en escena a puro pulmón, con las ganas y el vigor de realizar una producción que guste al público y con los recursos y espacio disponibles para ese trabajo. Pero hay instituciones públicas que brindan su apoyo económico, por pequeño que este sea.
En Rosario, abundan los teatros que ofrecen espectáculos accesibles, como La Morada Teatro, ubicada en San Martín 771 PA. Nació en el año 2000 como un espacio amplio y versátil, dedicado al desarrollo, la investigación y la creación en las artes escénicas. A lo largo de los años, ha mantenido su compromiso de ser un refugio activo de la comunidad teatral de la ciudad.
Una de las encargadas de la sala, Mecha Núñez, comparte que para ella este espacio es «la vida». Desde ser actriz y soñar con estar arriba del escenario, la vida la llevó a participar en la gestión de este espacio. Desde 2014 está al pie del cañón de La Morada, que siempre es de gestión colectiva. «En cuanto a teatro, la gestión de los espacios siempre es a pulmón» reflexiona.
La Morada es una sala que pertenece a A.T.I.R. (la Asociación de Teatro Independiente de Rosario) y cuenta con el apoyo del Instituto Nacional del Teatro. En 2007, retomando una iniciativa de 1997, las salas alternativas e independientes de Rosario se unieron para desarrollar proyectos conjuntos. El objetivo es enfrentar la desaparición de estos espacios y las dificultades de infraestructura que enfrentan los teatros que se encuentran fuera del circuito comercial para mantener la actividad cultural local.
La directora Mecha cuenta: «Hay que tener en cuenta una cosa: las salas de teatro independiente, la gran mayoría, recibimos un subsidio del Instituto Nacional del Teatro por año». El INT es un ente autárquico y es el único en el país. La ayuda que brinda es por la ley Nacional 24.800, pero se vio perjudicado por la ley Bases. El instituto regula el funcionamiento de las salas con ese subsidio para el mantenimiento, la producción y la limpieza de los establecimientos.
La meta, sin lugar a dudas, es que haya teatro y que sea accesible para todos. Hay exigencias de parte del Instituto Nacional del Teatro, Núñez dice: «Las salas deben quedarse con un porcentaje de la recaudación de las entradas y un 10% va para la Asociación Argentina de Autores», y agrega: «Del resto, el 70% es para el elenco y el 30% para La Morada». No es un dato menor que se le pide a los elencos que se comprometan a traer un mínimo de 15 personas a su espectáculo y la sala tiene una capacidad de 50.
Las agendas culturales del teatro se establecen por pedido y otras veces se hacen convocatorias. Núñez aclara que «es por temporada, cada sábado de, cada domingo de». Siempre teniendo en cuenta que se piensa en una entrada a un precio accesible.
El teatro independiente no debe morir nunca. Tiene un calor de hogar. Al llegar a La Morada, seguro será bien recibido y no cabe duda que en cualquier espacio teatral también. Se realizan investigaciones, desarrollos y creación de las artes escénicas. Son lugares donde los emprendedores teatrales se sentirán como en casa.