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En 2010 la Asamblea General de las Naciones Unidas (AGNU) en coincidencia con la entrada en vigor de la Convención Internacional para la Protección de Todas las Personas contra las Desapariciones Forzadas, determinó el 30 de agosto como día de conmemoración para: velar por el recuerdo de aquellas víctimas de desapariciones forzadas, promover las medidas necesarias para garantizar memoria, verdad, justicia y la reparación y garantías de no repetición bajo el lema «Nunca más«.
Según la misma convención internacional una desaparición forzada es: «el arresto, la detención, el secuestro o cualquier otra forma de privación de libertad que sean obra de agentes del Estado o por personas o grupos de personas que actúan con la autorización, el apoyo o la aquiescencia del Estado, seguida de la negativa a reconocer dicha privación de libertad o del ocultamiento de la suerte o el paradero de la persona desaparecida, sustrayéndola a la protección de la ley”.
Argentina, como varios países Latinoamericanos, estuvo atravesada por una dictadura militar que ha dejado una cicatriz en la sociedad hasta el día de hoy, producto de desapariciones forzadas, torturas y asesinatos en las principales ciudades del país como teatro de operaciones. Las calles de Rosario hablan, tienen memoria. Numerosas paredes pintadas con nombres de víctimas, antiguos establecimientos militares sellados a cal y canto, bicicletas perdidas con un dueño que no aparece y las respuestas tampoco. Eso fue el antes, solo se puede llevar en la memoria, ¿Y ahora?
Ahora Argentina vio a su presidente electo Javier Milei y su vicepresidente Victoria Villaruel paseándose en un tanque en un desfile el 9 de julio. Diputados del mismo partido libertario haciendo «visitas humanitarias» a un Ángel de la muerte en el penal de Ezeiza. Un angel que no es tal, sino Alfredo Astiz quien es uno de los pocos que cumplen condena a prisión perpetua por secuestros, torturas y asesinatos y es tan humano como el que lee esta nota y recuerda la frase de aquellos momentos: los argentinos somos derechos y humanos.
Según los últimos datos oficiales, elaborados por la Procuraduría de crímenes contra la humanidad y fechados en marzo pasado, desde el inicio de los juicios hace 17 años fueron investigadas 3746 personas y fueron juzgadas 1359. Las condenas alcanzaron a 1176 y las absoluciones, a 183. Del universo total de involucrados, hay 661 detenidos, 1491 en libertad y 36 prófugos. Entre los detenidos, 508 obtuvieron el arresto domiciliario, mientras que 91 están en establecimientos penitenciarios y 62 en otro tipo de dependencias.
Por otro lado y como se mencionó previamente, no fue solo Argentina quien padeció estos crímenes, a menudo impunes: uno de los medios oficiales del MERCOSUR detalla que todos los países que integran el MERCOSUR comparten un pasado común de graves violaciones a los derechos humanos, caracterizado por persecución, detención, tortura, exterminio y desaparición forzada de personas. En el año 1975, los países del Cono Sur acordaron la coordinación regional de acciones represivas mediante la Operación Cóndor. Los años posteriores se caracterizaron por un proceso histórico centrado en la violación sistemática a los derechos humanos, la resistencia de familiares y organismos de derechos humanos y la lucha por la memoria, verdad y justicia presente hasta el día de hoy y reivindicada en este 30 de agosto.
Me cuidaste
Me cuidaste
seguiste de largo.Dos cuadras mas adelante,
quedó tu bicicleta atada a un viejo árbol,
debajo del asiento
se asomaba una bandera.-puede no haber banderas- pensé
Seguro que la enarbolaste
antes de tocar el agua,
o la llevaste a otras tierras
y de tanto en tanto la desempolvás,o la encontró tu vieja
y se fue de ronda con ella.
Fernando Traverso